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Llegan tiempos marciales. Estados Unidos ha decidido poner en marcha el mayor rearme en una década. El presidente Donald Trump ha ordenado a su Administración elaborar un presupuesto con un incremento de 54.000 millones de dólares (9,3%) en los gastos de defensa. La histórica subida será compensada con un plan de recortes general, especialmente duro con la partida de ayuda exterior. El tijeretazo, aunque evita tocar los dos capítulos de gasto políticamente más sensibles, pensiones y asistencia sanitaria, muestra que Trump está dispuesto a la escalada militar para hacer cumplir sus sueños de grandeza. “Tenemos que empezar a ganar guerras otra vez”, clamó.