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Entre los posibles efectos secundarios de los inhibidores de la bomba de protones se suele apuntar el dolor abdominal, dolores de cabeza y náuseas, entre otros.
Pero estos medicamentos también han sido asociados a impactos más graves, además de las enfermedades renales.
Un estudio alemán publicado en febrero indicó que las personas que usan en forma regular los fármacos IBP tienen hasta un 44% más de riesgo de demencia que aquellas que no reciben tratamiento con este tipo de medicamentos.