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Recientemente investigadores japoneses han descubierto que este plato popular, tan apetecible en las noches tanto otoñales como invernales, puede ayudar a reducir la tensión arterial, al hallar que las proteínas del colágeno encontrado en el pollo podían de hecho reducir la presión arterial, pudiendo actuar así como lo hacen los medicamentos para la presión arterial.