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Es curioso que muchas feministas estadounidenses no se inmuten ante la gestación subrogada. En su mentalidad, lo más importante es la libertad, aunque ignoran sistemáticamente que la libertad sin dinero es muy relativa. Kim Kardashian es el vivo ejemplo de ese esquema moral. Ha tenido un hijo por gestación subrogada y ahora va a por otro. En su programa, vende el feliz acontecimiento como en un publirreportaje. Habla de la mujer cuyo vientre se alquila como de un empleado. Muestra poca diferencia con ir al supermercado.
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