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La llegada del nuevo nuncio del Papa ha surtido su primer efecto. En plena batalla contra el matrimonio homosexual, el arzobispo primado de México y líder del sector más conservador, Norberto Rivera, entonó un inesperado mea culpa y se excusó en público por haber empleado “términos ofensivos” contra los que denominó “hombres y mujeres con atracción hacia el mismo sexo”. “Les pido perdón si he utilizado palabras que no son las adecuadas”, afirmó públicamente Rivera.