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Como muchos chavales de su edad, José Javier, un estudiante de primero de la ESO de 12 años que vive en la localidad alicantina de Torrevieja, soñaba con emular a algunos de sus ídolos digitales y hacerse rico y famoso como youtuber. Pero cometió un error y lo que él creía que le iba a servir para cobrar por anuncios que aparecerían asociados con sus vídeos en realidad eran órdenes de inserción de publicidad en estos vídeos que le estaban costando dinero. Google le ha reclamado en torno a 100.000 euros por publicitarse a través de su aplicación Google Adwords.