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El show extremo no lo dieron las pornstars profesionales en la pasada Expo Sex versión Monterrey. Ése estuvo en un rincón al extremo contrario del centro de espectáculos, sobre una tarima de dos metros de largo por uno y medio de ancho iluminada con una gran lámpara fluorescente. Allí alternaban Melody, una aspirante a pornstar regia, y una capitalina a quien el animador llamaba La Coneja. Si el espectáculo no llegó al sexo en vivo entre hombre y mujer fue porque los varones que subieron consiguieron apenas la firmeza grado dos que, como explica la publicidad de Viagra, es cuando el pene se pone firme pero no lo suficiente para una penetración.