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El consumo de fentanilo, uno de los narcóticos más adictivos y mortíferos que existen, es cada vez más común en la frontera norte de México, muchas veces sin que los propios usuarios lo sepan. Esas son las conclusiones de una investigación publicada esta semana por el Instituto Nacional Psiquiatría Ramón de la Fuente (INPRF) y la asociación civil Prevencasa, que detectó rastros del opioide sintético en instrumentos utilizados para el consumo de heroína. La vecindad con Estados Unidos, donde esta sustancia está detrás de una epidemia que deja 170 muertes por sobredosis al día, no solo ha apuntalado el papel del país como exportador y territorio de paso, también ha creado un mercado incipiente de drogas duras como consecuencia de las rutas del narcotráfico. "Si no actuamos es posible que México presente una crisis, el mercado ilícito de fentanilo ha llegado a la frontera y ya está afectando a los usuarios de drogas inyectables, las poblaciones más vulnerables", señala Clara Fleiz, investigadora del INPRF y una de las autoras del estudio.