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Miedo a las represalias por parte del agresor, probabilidades de que la situación se intensifique, y en casos más extremos, miedo a perder el puesto dentro de la empresa a causa de los roles de poder existentes en ella, son tan solo algunos puntos que hacen que cada vez sean más los empleados que prefieran guardar silencio ante una agresión y abuso. Sin duda lo anterior es el reflejo de la ausencia de estrategias y planes de acción al interior de las empresas en pro de garantizar la seguridad de todos los involucrados. Cuando esto ocurre, lo mejor es verificar los puntos de control y establecer parámetros normativos que lleven a disuadir el conflicto. Una de las medidas más eficaces en este caso, son las denuncias anónimas. ¿De qué se trata? Lo veremos a continuación.
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