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“Tiembla, pero no cae”, así acabó siendo conocido en los 80 el Edifício São Vito, cuando, después de años de degradación, acabó convertido en un foco de delincuencia, prostitución y narcotráfico en pleno centro de São Paulo. Algunas de las familias modestas que vivían en él acabaron marchando, pero otras, sin otro lugar mejor donde ir, tuvieron que quedarse y convivir con los nuevos “vecinos”. Lejos quedaban los años en los que en el auditorio de la azotea se celebraban fiestas y conciertos.