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En Tijuana hace siete años el Día de Muertos era todos los días. La imagen de un hombre colgado de un puente, atado de pies y manos, a veces sin brazos o piernas, otras incluso sin cabeza, era una escena habitual en la localidad fronteriza. La barbarie había sido enterrada en la memoria colectiva —con algunas excepciones— en los últimos años, pero ha resucitado con fuerza este miércoles. La guerra que mantiene el Cártel Jalisco Nueva Generación contra el de Sinaloa y sus aliados, por el control de los territorios del norte de México, sacude las estadísticas y recuerda que el terror sigue ahí. La época más sangrienta ha vuelto.