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Inverosímil que el gober Godoy no supiera que su principal asesora y ex secretaria de Seguridad Pública, Citlalli Fernández, o el jefe del Instituto Estatal de Formación Policial, Mario Bautista, tuvieran presuntas ligas con el narco. Si no lo sabía, estaba mal informado. Y si conocía esa relación, era cómplice. Hoy, el gobierno de Michoacán naufraga y su gobernador se encuentra en la silla de los acusados. Siete de los detenidos son del PRI, dos del PRD, dos del PAN. El daño mayor es para los dos primeros partidos. Se trata de un golpe brutal.