Un grupo de arqueólogos ha descubierto una pieza dental que podría cambiar la concepción de la evolución humana tal y como se conoce en la actualidad, puesto que tiene 400.000 años y podría pertenecer al primer homo sapiens. Los primeros restos de los que se tiene constancia tienen la mitad de años que la pieza descubierta en la cueva de Qesem, a las afueras de Tel Aviv (Israel).