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Ayotzinapa no es una escuela. Es la sede de un movimiento político que busca acabar con el régimen. Para eso fue creada. Por eso subsiste. Lo paradójico es que el propio régimen la subsidia.
La tragedia de Iguala no sólo ha subido los reclutas sino también las donaciones. Los líderes, como el abogado Vidulfo Rosales, pueden trabajar de tiempo completo para el movimiento. Siete madres de desaparecidos viven en la escuela y trabajan para la causa.