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Hay dos monstruos destinados a protagonizar los Oscar. Uno vive bajo el agua, no es capaz de hablar pero sí sabe amar. Hollywood también lo adora: La forma del agua, la película de Guillermo del Toro sobre el idilio entre una extraña criatura y una limpiadora muda, se colocó hoy como favorita de cara a los premios, con 13 nominaciones. El otro monstruo es humano, y para la industria del cine ahora vive bajo tierra: el productor Harvey Weinstein, cuya caída en desgracia tras ser acusado de abusos sexuales por decenas de mujeres arrancó el terremoto #MeToo contra el acoso. No estará en los Oscar, ni recibirá algún premio, pero la gala más importante no puede no hablar del tema clave en el cine este año: cada discurso reivindicativo o cada chiste del presentador, Jimmy Kimmel, en la ceremonia del 4 de marzo, será un altavoz de esperanza para que el método Weinstein que sufrieron tantas intérpretes acabe de una vez y para siempre.