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Al comenzar el Bachillerato Max (nombre ficticio) pensó que ya no podía más. Se puso enfermo y alargó su dolencia para evitar así tener que ir a clase. “Había una barrera que me lo impedía”, admite este madrileño que ahora tiene 20 años y que hace tres fue diagnosticado con fobia social.
“Me daba miedo el simple hecho de coger el tren o el metro por las aglomeraciones; pensaba que todo el mundo me miraba, lo cual me ponía nervioso y me daba dolor de tripa”, recuerda ahora sobre esta experiencia típica de un trastorno de ansiedad que afecta a medio millón de personas en España, el 1% de la población, según el estudio de prevalencia de trastornos mentales y factores asociados ESEMeD-España, un proyecto Europeo coordinado con la iniciativa de la OMS.