En su editorial del 18 de noviembre La Jornada revive un viejo diferendo con la revista Letras Libres, que en marzo de 2004 habló de ella como de un diario “al servicio de un grupo de asesinos hipernacionalistas” en referencia a la ETA. Sintiéndose calumniado el diario presentó una demanda por daño moral. En un larguísimo proceso legal que aún no concluye, seis años después la expedita Suprema Corte de Justicia “atrae” el caso y lo turna a un ministro, de cuyo proyecto de resolución La Jornada se queja con razón pues este, de nombre Arturo Zaldívar Lelo (nunca mejor dicho) de Larrea, reduce el litigio a un asunto “desagradable” pero no punible.