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Ya desde los años 1950, se les ha pedido a las parejas realizar una serie de experimentos, se les ha colocado monitores de ritmo cardíaco, se ha tomado la presión sanguínea, se ha facilitado máscaras de oxígenos y demás parafernalias al copular, para cuantificar científicamente el impacto del sexo. La atención se centra a menudo en si el sexo te puede matar de un ataque al corazón. Felizmente para todos nosotros, estos estudios han demostrado que la frecuencia cardíaca aumenta durante el coito pero a niveles tolerables, en los hombres se incrementa en 21 latidos por minuto y en la mujer, 19. Como curiosidad se ha detectado que las pulsaciones se elevan más cuando el acto es extramatrimonial.